1.1 Definiciones.
El
juego es el primer acto creativo del ser
humano. Comienza cuando el niño es bebé, a través del vínculo que se establece
con la realidad exterior y las fantasías, necesidades y deseos que va
adquiriendo. Cuando un niño toma un objeto cualquiera y lo hace volar, está
creando un momento único e irrepetible que es absolutamente suyo. Porque ese
jugar no sabe de pautas preestablecidas, no entiende de exigencias del medio,
no hay un "hacerlo bien". ¿Todos los juguetes conducen a un juego? El
juguete es el medio que se utiliza para jugar: incluye desde una sabanita, hasta
una muñeca, una pelota, una hormiga, o una computadora. Todos estos elementos
pueden también ser utilizados con fines educativos. Pero si se vuelven una
herramienta didáctica, pierden su entidad de juego. Muchos papás, cuando se
sientan a jugar con su hijo, confunden el jugar con el enseñar. Es por todo
esto que se dice que el juego es una actividad, además de placentera, necesaria para el
desarrollo cognitivo (intelectual) y afectivo (emocional) del niño. El juego
espontáneo y libre favorece la creatividad del niño y fomenta su maduración.
Los niños tienen pocas ocasiones para jugar libremente. A veces, consideramos
que "jugar por jugar" es una perdida de tiempo y que sería más
rentable aprovechar todas las ocasiones para aprender algo útil.
1.2 Importancia del juego para el niño.
Los
niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el
juego es importante para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños
puesto que aprenden a conocer la vida jugando.
Los niños tienen y necesitan
hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos
tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las
cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños
buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un
instrumento eficaz para la educación. El juego es un ejercicio que realiza el
niño para desarrollar diferentes capacidades, de ahí si importancia dentro de
esas capacidades podemos mencionar:
- Físicas: para jugar los niños se
mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su
coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser
saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, etc.,
por el ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante
la noche.
- Desarrollo sensorial y mental:
mediante la discriminación de formas, tamaños, colores, texturas, etc.
- Afectivas: al experimentar
emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también como solución de
conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la
vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
- Creatividad e imaginación: el
juego las despierta y las desarrolla.
- Forma hábitos de cooperación, para
poder jugar se necesita de un compañero.
- El juego hace que los bebés y
niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de él y su
entorno
Los
niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones y deben ser orientados hacia
fines educativos para así conseguir el máximo beneficio. En un inicio, los niños sólo se desenvuelven
por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene
a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobretodo cuando hay
problemas; mediante el juego el niño aprende a desenvolverse en el ambiente
mental, utilizando el pensamiento para ir más allá del mundo externo concreto,
logrando guiar su conducta por el significado de la situación obligándolo y
motivándolo a desarrollar estrategias para la solución de sus problemas.
1.3 Importancia del juego en
la maduración de la personalidad.
El
juego es una actitud ante los objetos, los otros y ante nosotros mismos que
marca la situación de tal forma que decimos que "estamos jugando". Es
una actividad natural, un comportamiento en el que el uso de los objetos y las
acciones no tiene un objetivo obligatorio para el niño, es decir, supone un
"hacer sin obligación" de tal forma que esta capacidad de hacer
refleja para el propio niño y para los que les rodean la dimensión humana de la
libertad frente al azar y la necesidad. Es un factor de desarrollo que ejercita
la libertad de elección y de ejecución de actividades espontáneas y eso
proporciona al ser humano la dimensión de ser libre, activo y seguro.
El
juego deja de ser adaptativo y se convierte en un proceso simbólico de
comunicación social; a través de él, el niño logra el autodominio y la
precisión de movimientos que requiere para sentirse integrado en su medio a la
vez que autónomo y libre en sus desplazamientos. El juego psicomotor modela y
regula la capacidad perceptiva del niño al verse capaz y libre de actuar en un
medio, que reconoce como propio, porque lo explora a través de su movimiento.
El
juego simbólico, según Piaget, ingresa a los niños/as en el mundo de las ideas,
en el mundo de la verdadera inteligencia humana. Con esto los niños/as
comienzan a aprender reglas que prescriben las actividades y los procesos
humanos. La regla es el conjunto de normas internas de una actividad lúdica,
que la define y diferencia de cualquier cosa. Estar jugando presupone atravesar la línea
divisoria que separa lo que no es juego de lo que sí es. Juego nace de la
realidad que rodea al niño, de la cual toma sus elementos y nunca se aleja de
ella más allá que lo preciso para volver a ella de nuevo, recrearla y
enriquecerla.
Los
juegos infantiles pueden ser serios, en el sentido de exigir y provocar
actitudes rigurosas en los niños/as, sin que por ello dejen de ser juegos. Por
eso, no hay que confundir toda actividad infantil con juego; los niños son
perfectamente conscientes de cuando están jugando y cuando no, hay que ser
respetuosos y partir de que no todo acto puede ser un juego ni todo acto está
fuera de juego. El juego siempre es interesante
y significativo para el niño, ya que si se pierde interés la actividad deja de
tener significado y el juego muere como tal. El juego tiene motivación y esto
lo convierte en una poderosa herramienta de crecimiento y desarrollo personal.
Vigotski
define la actividad como un núcleo central para explicar la naturaleza
sociocultural de muchos procesos psicológicos y especialmente el entramado de
relaciones, sentimientos, percepciones y conocimientos que constituyen los
microcontextos en los cuales se produce el aprendizaje y el desarrollo de los
niños. El entramado de relaciones interpersonales que rodea toda actividad
humana le proporciona su sentido sociocultural. Hay actividades que tienen un
solo sentido lúdico y placentero, pero están tan bien incorporadas a los
sistemas de vida que les damos pleno sentido cultural y espiritual. Son también
de esta categoría las actividades de diversión, de tiempo libre, artísticas o
culturales.
Los niños/as perciben la actividad
incluida en un contexto de relaciones interpersonales que es lo que le da
verdadero sentido social y personal a la acción. Toda actividad en la que un
niño está incluido proporciona un campo de intereses que pueden ser explorados
a través del juego. Adquiriendo la fuerza necesaria para que el sujeto se
implique en ella como cosa propia y subjetiva, y así se convertirá en una
actividad significativa. Cada niño "se juega" sus ideas, sus
intereses y sus motivaciones.
1.4 El juego y el desarrollo
afectivo
Un
factor importante es la afectividad infantil en el juego, este es un factor de
equilibrio emocional que proporciona a los niño/as una gama de sensaciones y
emociones personales que les resultan benéficas. Las experiencias del juego
constituyen una historia de placer y autosuficiencia que permite asociar
juego-felicidad y juego-alegría.
Los
niños relacionan el juego con los estados de bienestar emocional y con momentos
de comunicación afectiva con sus seres queridos. La participación constante
entre niño-adulto en diversas situaciones va creando una línea de conciencia
sobre el juego que lo convirtió en un escenario privilegiado para la
satisfacción y la autocomplacencia. Muchas emociones son practicadas por los
niños en sus experiencias con los adultos y con otros niños.
El
juego es una caja de emociones positivas que el niño aprende desde que comienza
en situaciones y experiencias lúdicas con sus cuidadores. Es importante que los
centros ofrezcan situaciones diarias donde puedan practicar la alegría y
desplegar un estado emocional de plena satisfacción social y personal. También
se harán presentes en escenarios lúdicos abundantes conflictos personales, sin
embargo la resolución de conflictos interpersonales es una vía importante para
la maduración afectiva y el progresivo equilibrio de las emociones.
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